miércoles, 18 de febrero de 2015

Finde II

Y allí estaba, en medio de una plaza después de haber pasado todo tipo de desdichas solo por querer encontrar la ciudad de los Inmortales. Había soportado sed, calor, muertes, todo tipo de males en aquel desierto. ¿Y todo porque? Por querer encontrar la ciudad... ¿Para qué? ya ni me acuerdo...
Al final tantos días, años... lo que fuese en el desierto me habían dejado sólo llegando a ni sabía dónde ya que mi caballo había decidido por mí. Lo que sí que recuerdo es cuando me levante maniatado aquella mañana, en el suelo tirado y de fondo vi unos muros oscuros sin puerta ninguna: la ciudad de los Inmortales. Había un riachuelo del que me falto tiempo para beber y después me percaté de la existencia de unos seres grises que salían de cuevas para cazar serpientes. Después de este descubrimiento, empezó mi investigación sobre la ciudad dónde no existía ninguna puerta de entrada pero acabe descubriendo unas escaleras que me dirigieron a un laberinto de cámaras redondas y muchas puertas que llevaban a salas iguales una y otra vez.
Y así pasó el tiempo hasta que me encuentre en la ciudad, a la luz del día y sus construcciones me rodeaban. Estaba quieto, con los ojos cerrados disfrutando de la luz del sol, luz que ya ni me acordaba de cómo era sentir los rayos en mi cara. De repente, escuche pasos. Abrí los ojos rápidamente como esperando encontrarme a alguien a mi lado, mirándome y que fuese a decirme algo explicándome donde estaba. En cambio, me encontré sólo de nuevo enfrente de la gran ciudad y lo único que alcance a ver cuando abrí los ojos fueron unas piernas que corrían mientras desaparecieron detrás de una esquina. No sé muy bien porque actué así pero corrí detrás de esa persona, no sé si por desesperación de contacto humano o por sencilla curiosidad pero me puse a perseguirle. Detrás de esa esquina hubo otra, y luego otra y así perdí la cuenta de cuantas era, parecía todo de nuevo el laberinto pero en vez de nueve puertas solo había esquinas. Pero yo seguía, ya no sabía si a alguien de verdad, a una imaginación de cabeza o al eco de lo que podía haber sido una persona que había perdido hace mucho tiempo. Pero seguí hasta que al ver la siguiente esquina que tenía que girar estaba iluminada por algún tipo de luz y eso me hizo correr más deprisa.
 
Lo que me encontré al girarla una sala enorme, recuerdo que lo primero que me vino a la cabeza fueron los puertos de barcos, con un rayo de luz que iluminaba el centro pero no alcanzaba a ver de dónde venía. Me acuerdo que vi hubo encima de un arco y pensé que a lo mejor esa persona que había estado persiguiendo me esperaba ahí, sin tener razón alguna para explicarme el sentido de aquella ciudad. Busque la subida con la mirada pero solo conseguía ver escaleras unidas entre si y a diferentes niveles pero ninguna llegaba hasta el suelo. ¿Cómo pretendían los Inmortales que alguien pudiese subir hasta allí si nadie llegaba a empezar a subirlas? ¿Y si eran mucho más altos que yo? ¿Y si podían volar? Y así, miles de preguntas absurdas más que me hicieron perder más del tiempo que me sobraba mientras que subía las escaleras y pasaba por debajo del enorme arco. No sé qué paso exactamente ese momento, mientras iba yo caminando y pensando sobre estos temas sin importancia pero en cuanto me fije donde estaba había salido por la puerta de varios metros de altura que recordaba que estaba en el segundo nivel. No sabía ni como lo había hecho, recordaba subir los escalones de debajo del arco pero no tantos como para haber cogido una escalera contigua sin haberme dado cuenta… no entendía nada pero mis deseos se habían cumplido realidad porque solo tuve que andar pegado a la pared unos metros y llegar hasta la humareda.

Lo prometo. Prometo que vi otra vez esas piernas que corrían, es como si esperase a que llegase yo para echar a correr y que no alcanzase a ver más que dos piernas (si es que eran eso, y no me lo estaba imaginando). Recuerdo que salió corriendo por la barandilla que recorría el segundo piso y yo detrás. Me acuerdo de salir de esa salir de esa sala mientras los enormes pilares pasaban rápidamente a mi lado y yo miraba como con añoranza las escaleras que había en los pisos superiores, como pensando que nunca más las iba a volver a ver y no las había recorrido ni siquiera una vez.


Corrí por esa barandilla kilométrica hasta que no pude más, mi cuerpo ya no tenía energía y yo necesitaba comida y agua, que a saber donde encontraba yo eso es aquella ciudad ruinosa. Estaba yo haciendo el amago de sentarme a descansar cuando vi unas sombras con forma humana, estaba demasiado lejos como para ver que eran pero en cuanto me di cuenta mis pies corrían solos. Cuando llegue ahí, otra desilusión, eran estatuas, humanas, pero estatuas. Mire a mí alrededor ya que el paseo desde el que me encontraba me permitía ver todo desde cierta altura y lo que vi me horrorizo porque aquella sala estaba llena de estatuas humanas pero eran tan perfectas que casi parecían seres humanos petrificados.


Después de acostumbrarme a su “compañía” decidí bajar por los escalones que había debajo de mi y no sé si es por estaba más alto de lo que pensaba o de que aquellas escaleras no eran normales pero para cuando llegue abajo tenía los pies destrozados de tanto bajar escalones y sobretodo porque eran tan pequeños que no me cavia el pie y me iba clavando las aristas todo el rato.


Seguí recorriendo tranquilamente la planta baja, volví a subir a la segunda, investigué niveles superiores… hasta que cuando me iba a echar a descansar al lado de una enorme piedra que había en el piso bajo vi que en las cristalera que había en el fondo había un hueco oscuro, parecía el lugar donde había estado una puerta así que pensé: ¿Por qué no? No tenía tiempo que perder, total, tenía todo el del mundo.


Cruce aquel umbral y lo que me encontré me dejo con la boca abierta, literalmente.


Está en el centro de dos caminos, todos ellos vigilados de cerca por enormes leones de piedra. En el centro, en la esquina que formaban las maderas del segundo piso había como una estatua de una persona rezando o pidiendo algo hacia el cielo. Una vez más, las personas eran de piedra y empecé a tener cada vez más claro que esa personas había tenido vida alguna vez porque era todo tan real, movimiento tan veraces que eso solo podía ser así si alguien los hubiese convertido en piedra mientras trabajaban.
Recuerdo que los leones me hicieron sentir el ser más pequeño del mundo, te miraban tan desafiantes, tan fieros, como si estuviesen vigilando como un gran tesoro las piedras que separaban uno del siguiente. Lo segundo que recuerdo que me llamo la atención fueron los enormes arcos que había por encima, arcos sin función ninguna, a medio construir (o destruir, no lo tenía claro) y como dejaban pasar una luz del sol, que una vez mas no alcanzaba a ver de dónde venía.
Lo tercero que recuerdo fue que en aquella sala no me moví absolutamente nada para ver cómo era todo como había hecho en las anteriores, sentía que no debía moverme hasta haber tomado la decisión de que camino coger, el de la izquierda o el de la derecha. Lo mire todo con detenimiento, intente ver el final de ambos caminos y a veces hasta hubiese jurado que los leones giraban un ojo para mirarme y ver si escogía su camino.

No sabía qué hacer… sentía como que era una de las decisiones más importantes de mi vida, como si mi futuro dependiese de ello. ¿Y si alguna me devolvía a casa? No fue buena idea pensar eso porque empecé a respirar rápidamente y mi corazón no estaba ya como para esas emociones. Después del pequeño mareo que me entro, conseguí recuperarme y una parte de mi cabeza decidió sin argumento ninguno que el camino de la izquierda.


Empecé a andar y a andar, los leones iban cerrándome el camino detrás de mí para que nunca jamás pudiese volver. Al final de todo me encontré una puerta pequeña de madera, casi me tuve que agachar para pasarla.


Lo siguiente fue la intensa luz del sol otra vez. Estaba otra vez en la plaza pero ya no había esquina por la que entrar y había desaparecido la puerta de salida.


Sigo pensando, aun ahora, que si escogí el camino correcto…

No hay comentarios:

Publicar un comentario